Cruz López-Cortón

Películas

La noche nos lleva
Mother
Jorge es un jugador de baloncesto que parece haber abandonado su carrera para entregarse a una vida vacía y sin objetivos. Pero no por ello deja de caminar por la ciudad, de visitar a su madre, de seguir una rutina quizá absurda e incomprensible, quizá dirigida hacia una meta que solo él conoce. ¿Se está negando a sí mismo que su existencia se precipita en un insondable agujero negro? ¿Ha llegado a la conclusión de que eso es la única forma posible de vida para alguien como él? La cámara de David González Rudiez –que ya nos sorprendió en 2017 con las poderosas Common Grave y Arder– sigue a este personaje misterioso y deja constancia de su tedio, de su desgana, pero también de algo que oculta y puede estallar en cualquier momento, algo que podría identificarse con la rabia latente de toda una generación. Una ficción seca y rotunda, inquietante y turbadora, una de las grandes sorpresas del cine español reciente.
La señora Brackets, la niñera, el nieto bastardo y Emma Suárez
Miss Brackets
Julia da a luz un niño, Iván, cuyo padre nadie conoce. Su madre, la señora Brackets, es incapaz de aceptar a un nieto bastardo en la familia. Marta, amiga de Julia, se muestra como única tabla de salvación a pesar de nada en aguas turbulentas. Y Carolina, la niñera, fan devota de Emma Suárez y aspirante a actriz, pasará de ser testigo tangencial de estas relaciones a contagiarse de su disfuncionalidad.
La mujer sin piano
Postal worker
Rosa (Carmen Machi) es una mujer casada para la que no hay nada comparable a la íntima satisfacción de ver el plato humeante servido con admirable puntualidad a la hora de la comida. La película narra 24 horas de su vida doméstica, laboral y sexual, una vida de la que una noche escapa, y cuenta todo lo que le pasa en esta fuga, que dura lo que dura la noche. Y es que cuando llega la noche otro mundo aparece. Absurdo, humorístico y negro...
El futuro está en el Porno
Vecina
Una teleoperadora, cansada de su trabajo y de su vida en general, decide un día de improviso empezar a vacilar a los clientes que le llaman.