Mónica
Romina vuelve a la casa familiar, después de haber sido madre. Provisoriamente alejada de su novio, el padre de Ramón, se refugia en la casa de su madre Mónica, incapaz de tomar una decisión respecto de su pareja. Allí se ve sumergida en la temporalidad de su madre, de ella como hija, e intenta dilucidar qué desea. De visita en Buenos Aires, Romina da clases de alemán, intenta retomar su vida de soltera, salir de noche, conectarse con quien era antes de ser madre. Quiere saber cómo era antes de la experiencia del avasallante amor a su hijo. Necesita comprender quién es, retornando a sus orígenes y reconstruyendo algo de la historia familiar.