Producer
En este cortometraje, María Luisa Bemberg documenta la exposición Femimundo con una deliberada crítica a la industria y a la propaganda, que utilizan a la mujer como objetivo para incrementar las ventas. Al convertirlas en dócil señuelo publicitario, se las rebaja con poderosos medios al nivel de un juguete sin alma y se les niega toda libertad de elección. El corto utiliza sutilmente el contrapunto audiovisual para decir lo más posible con un mínimo de elementos subjetivos. El mensaje se impone sin discursos, por la sola fuerza de la imagen y el sonido, combinados en una inteligente utilización del lenguaje cinematográfico.