Las mentiras son solo otra forma de decir la verdad. El deseo de creer es la mano del hombre que cuelga de un acantilado y se aferra a la única piedra que parece salvarlo. Pero siempre termina cayendo porque la piedra es un espejismo, como lo es el acantilado. La muerte es el despertar de este sueño en el que se puede decir lo esencial y en el que lo continuo y lo infinito tiene un principio, un final y un significado.
Las mentiras son solo otra forma de decir la verdad. El deseo de creer es la mano del hombre que cuelga de un acantilado y se aferra a la única piedra que parece salvarlo. Pero siempre termina cayendo porque la piedra es un espejismo, como lo es el acantilado. La muerte es el despertar de este sueño en el que se puede decir lo esencial y en el que lo continuo y lo infinito tiene un principio, un final y un significado.
Las mentiras son solo otra forma de decir la verdad. El deseo de creer es la mano del hombre que cuelga de un acantilado y se aferra a la única piedra que parece salvarlo. Pero siempre termina cayendo porque la piedra es un espejismo, como lo es el acantilado. La muerte es el despertar de este sueño en el que se puede decir lo esencial y en el que lo continuo y lo infinito tiene un principio, un final y un significado.
Las mentiras son solo otra forma de decir la verdad. El deseo de creer es la mano del hombre que cuelga de un acantilado y se aferra a la única piedra que parece salvarlo. Pero siempre termina cayendo porque la piedra es un espejismo, como lo es el acantilado. La muerte es el despertar de este sueño en el que se puede decir lo esencial y en el que lo continuo y lo infinito tiene un principio, un final y un significado.