El propietario de una de las empresas navieras más importantes del mundo pierde toda su fortuna. La única solución que le queda es pactar con el diablo para recuperar el dinero perdido, pero a cambio tiene que matar a un hombre, aunque sólo con el pensamiento. El armador acepta y el diablo cumple inmediatamente lo acordado. Pero el hombre decide investigar quién era su víctima y, poco a poco, los remordimientos se apoderan de él.