Certera y honesta. Desde estas dos características construye Arturo Castro Godoy El silencio, su primer largometraje. Tomás es un adolescente al que, como siempre sucede, la vida le cambió de un momento a otro. Pero ese presente despierta un pasado latente que debe resolver para poder enfrentar el incierto futuro. La historia se erige en la necesidad intrínseca de la identidad, y los silencios se hacen cuerpo entre las exiguas y entrecortadas palabras de sus protagonistas. Con orgánicas actuaciones, de gestualidades mínimas y elocuentes -en la piel de Alberto Ajaka, Malena Sánchez, Vera Fogwill, y los nuevos talentos Tomás del Porto y Violeta Vignatti- El silencio bucea sensiblemente en ese universo que se abre, como un abismo inquieto, frente a quien busca su propio origen.
Franco
Agustina vacaciona con sus padres en la quinta de la familia. Ese fin de semana están de visita sus tíos con su primo Franco. Los adultos parecen estar en un mundo totalmente aparte, donde todo parece superficial. No así los dos primos, que su afinidad va creciendo a lo largo del día.