Julio César (Enrique Herrera), escritor de radionovelas, está muy alterado de los nervios. El Doctor Jiménez (Alberto Galán) le recomienda una institución en la que le darán una terapia para curarse de estos sustos Para no exponerse a la mala publicidad, se camufla con el seudónimo de Justiniano Conquián. Por casualidad, un taxidermista (Joaquín Pardavé) también se llama así. Su caso es distinto: es heredero potencial de un millonario patrimonio, pero solo será reconocido legalmente si cumple una peculiar condición en el testamento, teniendo que pasar un mes entero en el tenebroso castillo de los Conquián, compitiendo con otros herederos de la fortuna. El Doctor Jiménez es sobornado por un primo de Justiniano para que envíe al falso Conquián al castillo de los sustos, haciéndole creer que es el sanatorio.
Colonel Carrasco's wife Marta leaves him taking his young son. The child, Juan, grows into an admirable and well-mannered young man. Having been promoted to a higher rank of power amidst the Mexican Revolution, the indulgent and corrupt Colonel accepts a bribe to free a revolutionary, Felipe Martinez, from his prison. Martinez has been sentenced to execution at the hands of a firing squad. Carrasco asks to have the revolutionary replaced by absolutely anyone. In a twist of fate, that anyone turns out to be his own long lost son Juan. Upon receiving this news, Marta races to the prison and explains the predicament to Carrasco. He subsequently desperately attempts to prevent the gunning down of his son by his very own government officials.