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El 16 de abril de 1943 en Suiza, el químico Albert Hofmann se encontraba trabajando en su laboratorio de ciencias naturales cuando se topó con algo completamente nuevo, la dietilamida de ácido lisérgico, el LSD. Tres días más tarde, el científico decidió experimentar consigo mismo, primero con dosis muy pequeñas. La sustancia resultó ser mucho más fuerte que cualquier cosa conocida por la ciencia. Su experimento se convirtió en un viaje hacia lo desconocido. Sus efectos no tardaron en despertar el interés de los psiquiatras de todo el mundo para tratar enfermedades como la esquizofrenia y otras psicosis.