El director de Tevelunga, una revista de espectáculos, decide investigar la invasión de travestis en Mar del Plata. Para ello, pide a uno de sus redactores, Jorge Trolombati, que se infiltre y se haga pasar por uno de ellos.
Jorge y Alberto no tienen ocupación fija y deciden probar fortuna como encargados de una galería próxima a inaugurarse. El dueño, el Profesor Van Strudel (Juan Carlos Galván), cree encontrar en estos dos ingenuos a las personas necesarias para llevar a cabo sus diabólicos planes. Asistido por la inocente complicidad de un grupo de personas que trabajan para él bajo hipnosis, planea inaugurar una galería del terror donde los espectadores entrarán y serán hipnotizados para luego cambiar los billetes de 100 australes por billetes falsos. Pero para esto necesita a los encargados que se ocupen de inaugurar la galería. Sin embargo, Jorge y Alberto logran librarse del control que ejerce sobre ellos.
Alberto y Jorge están cumpliendo sus obligaciones como soldados conscriptos infractores a la ley del servicio militar obligatorio. Han cometido tantas torpezas que desde el cabo hasta el teniente coronel jefe de los servicios, se confiesan con el capellán y le cuentan que por culpa de ese par de inservibles, toda la compañía ha sido castigada. La superioridad pide al jefe que reúna a los hombres que considere capaces de soportar los altos riesgos de una segunda misión que deberá cumplirse en plena selva. El jefe no duda un instante en incluir en ese grupo de alto riesgo a Jorge y Alberto, sin imaginar que el alto riesgo son ellos mismos. Última película de la saga de los colimbas.
Dos infractores de la ley del servicio militar son incorporados como soldados apenas llegados de Europa y propuestos para integrar un grupo que operará en una región selvática, por lo que tiene que prepararse para difíciles misiones de supervivencia.
Los disparatados agentes Gino, Emilio, Alberto y Benito tienen su segunda misión: deberán luchar contra un grupo de ninjas que han secruestrado a un importante ejecutivo del país. Si cumplen con su objetivo lograrán que la Brigada Z no sea disuelta.
Jorge (J. Porcel) y Alberto (A. Olmedo) forman un excéntrico dúo musical, con el cual deciden probar fortuna en Europa. Una noche generan un incidente en un cabaret donde trabajan, del que tendrán que huir. Quiere la casualidad que lleguen a la Embajada Argentina, justo en el momento que están entrando los músicos de la Camerata para actuar en una recepción de gala, circunstancia que aprovecharán para introducirse como si formaran parte del famoso conjunto. Allí, conocerán a dos lindas compatriotas, Mónica y Susana. Ellas se sentirán rápidamente atrapadas por sus nuevos amigos, que fingiendo una relevante posición en el mundo social y de la música ganarán su confianza. Cuando llegan al aeropuerto, Jorge y Alberto se encuentran con una sorprendente noticia, son infractores a la ley del servicio militar obligatorio y se ven obligados a hacer juntos la conscripción, incorporándose en la misma dependencia donde el padre de sus nuevas amigas es el director de la banda.
Mingo y Aníbal son dos amigos que trabajan en una concesionaria de autos y que son acusados de un asesinato que no cometieron. El hecho ocurrió en una remota casa en una isla del Tigre. Allí intentarán eludir a un fantasma que mora en el lugar mientras tratan de recuperar su inocencia.