Matanzas, Cuba, 1913. Dos jóvenes se comunican amor a través de cartas. Cuando el joven sale de la ciudad, para convertirse en un piloto, la joven descubre que está realmente enamorada de la persona que escribió las cartas.
En el siglo XVIII la aristocracia cubana se concebía a sí misma como patricia, aureolada por ejercer "un esclavismo benévolo", aparentemente menos cruel que el de otros países cercanos. Un conde se tomó demasiado en serio ese predicado y sustituyó a Cristo para "humillarse ante sus siervos" en una Semana Santa que le acarreó algunos quebraderos de cabeza y puso de estandarte las de los supuestos documentale apóstoles, escogidos entre la dotación de su plantación cañera