Hace tiempo, existió en Navarra la secta de las sorguiñas. Una de ellas dió a luz a un hijo del diablo que fue a estudiar a Salamanca, frecuentó la cueva y regresó a su tierra, ejerciendo como cura en el pueblo de Bargota. Poco después de instalarse comienzan a sucederse las muertes en el lugar y algunos lugareños empiezan a sospechar de él.
Leandro, un albañil en paro, y Tocho, un chaval amigo suyo, intentan atracar un estanco del madrileño barrio de Vallecas, pero la señora Justa, la estanquera, se lo impide alertando a los vecinos. Ante los gritos y amenazas de éstos, no tienen más remedio que atrancar la puerta del local. Avisada por los vecinos, llega la policía que, tras desalojar la plaza, toma posiciones a la espera de los acontecimientos. En el interior del estanco, el enfrentamiento entre los dos amigos y sus "rehenes", la estanquera y su sobrina Ángeles, va relajándose, y una incipiente simpatía surge entre ellos.
Madrid, finales del siglo XIX. Tras hacer fortuna en América, Agustín (Paco Rabal) vuelve a España y se instala en casa de unos codiciosos parientes: Francisco y Rosalía de Bringas (Rafael Alonso y Concha Velasco). Allí empieza a cortejar a Amparo (Ana Belén), una atractiva joven que trabaja de criada y que oculta un secreto inconfesable: su relación amorosa con el padre Pedro (Javier Escrivá).