Marie, junto con su madre Carla y su abuela Ruth, dirigen un hotel familiar. Ruth se ha dado cuenta de que los complejos de su nieta no le permitan darse cuenta de su belleza. El caso es que Marie es capaz de cualquier cosa por no pasar por delante del espejo para arreglarse.
Sandra acaba de heredar una casa de montaña en el Tirol y está dispuesta a vendarla. Sin embargo, que el comprador sea el mayor enemigo de su padre fallecido no la convence demasiado.