Editor
Augusto, ascensorista de una agencia de publicidad, se entera de que su madre ha muerto en el pueblo donde vivía. Pasa una larga y angustiosa jornada hasta obtener el permiso para ir a los funerales, pues lo obligan a ayudar en asuntos de la oficina. Cuando por fin logra viajar, el sepelio ha pasado. De regreso, unos jóvenes paseantes le ofrecen llevarlo si les ayuda a empujar el carro: lo hace, el carro prende y se aleja dejándolo sólo en la carretera. Entre la historia se insertan recuerdos de un breve romance con una amiga, a quien abandona en manos de una pandilla de violadores, y un baño termal.