En sus memorias de infancia y juventud, escritas en varios cuadernos de contabilidad, el pintor Manolo Millares hace cuentas con su familia, sus amigos y diversos personajes pertenecientes a una época muy significativa de la historia española del siglo XX (la Segunda República, la Guerra Civil y la inmediata posguerra), todo ello vivido desde las Islas Canarias. La lectura de aquellos cuadernos por parte de su hija Eva, sus conversaciones con los hermanos vivos de su padre y las intervenciones de su madre Elvireta y de diversos personajes aludidos en las memorias tratan de rescatar las raíces del profundo sentido dramático, casi trágico, de la pintura de Millares.