Gustavo Bolívar Moreno

Películas

Millonario sin amor
Writer
Un exitoso ejecutivo de televisión cambia su identidad y se muda a un barrio pobre en busca de una conexión humana real. Allí, se enamora de una aspirante a actriz que intenta iniciar su carrera en el canal que dirige.
El tatuaje
Writer
Sebastián, arquitecto y Valentina, diseñadora, están a punto de casarse. Muy enamorados sellan su amor con dos tatuajes. Uno en la Ingle de Valentina con el nombre de Sebastián y otro en la Ingle de Sebastián con el nombre de Valentina. A un día de la boda, por una terrible circunstancia del destino, (Valentina encuentra bajo la cama de Sebastián un par de condones usados) la pareja rompe el compromiso. En adelante tendrán que lidiar ante sus nuevos amores con un tatuaje que lleva el nombre de otra persona.
El tatuaje
Director
Sebastián, arquitecto y Valentina, diseñadora, están a punto de casarse. Muy enamorados sellan su amor con dos tatuajes. Uno en la Ingle de Valentina con el nombre de Sebastián y otro en la Ingle de Sebastián con el nombre de Valentina. A un día de la boda, por una terrible circunstancia del destino, (Valentina encuentra bajo la cama de Sebastián un par de condones usados) la pareja rompe el compromiso. En adelante tendrán que lidiar ante sus nuevos amores con un tatuaje que lleva el nombre de otra persona.
Sin tetas no hay paraíso
Screenplay
A sus trece años, Catalina empezó a asociar la prosperidad de las niñas de su barrio con el tamaño de sus tetas. Pues quienes las tenían pequeñas, como ella, tenían que resignarse a vivir en medio de las necesidades y a estudiar o trabajar de mesera en algún restaurante de la ciudad. En cambio, quienes las tenían grandes como Yessica o Paola, se paseaban orondas por la vida, en lujosas camionetas, vestidas con trajes costosos y efectuando compras suntuosas que terminaron haciéndola agonizar de envidia. Por eso se propuso, como única meta en su vida, conseguir, a como diera lugar y cometiendo todo tipo de errores, el dinero para mandarse a implantar un par de tetas de silicona, capaces de no caber en las manos abiertas de hombre alguno. Pero nunca pensó que, contrario a lo que ella creía, sus soñadas prótesis no se iban a convertir en el cielo de su felicidad y en el instrumento de su enriquecimiento sino, en su tragedia personal y su infierno...
Sin tetas no hay paraíso
Director
A sus trece años, Catalina empezó a asociar la prosperidad de las niñas de su barrio con el tamaño de sus tetas. Pues quienes las tenían pequeñas, como ella, tenían que resignarse a vivir en medio de las necesidades y a estudiar o trabajar de mesera en algún restaurante de la ciudad. En cambio, quienes las tenían grandes como Yessica o Paola, se paseaban orondas por la vida, en lujosas camionetas, vestidas con trajes costosos y efectuando compras suntuosas que terminaron haciéndola agonizar de envidia. Por eso se propuso, como única meta en su vida, conseguir, a como diera lugar y cometiendo todo tipo de errores, el dinero para mandarse a implantar un par de tetas de silicona, capaces de no caber en las manos abiertas de hombre alguno. Pero nunca pensó que, contrario a lo que ella creía, sus soñadas prótesis no se iban a convertir en el cielo de su felicidad y en el instrumento de su enriquecimiento sino, en su tragedia personal y su infierno...