El film presenta a un grupo de marginados que vive en un estercolero, como metáfora de la insatisfacción en la España de Franco; seducidos por el Sistema, simbolizado a través de una fiesta social (aceptación del ritual), esto les llevará a la auto-destrucción y sólo uno de ellos logra escapar, respondiendo con un gesto anárquico. Esta base narrativa es expuesta a través de una estructura dilatada (a lo largo de 130 minutos), puntuada por diversas rupturas o paréntesis de carácter un tanto onírico. Especial interés ofrece el uso del negativo de sonido (que ya Pere Portabella había utilizado magistralmente), el cual otorga calidades de alto contraste a las esperpénticas imágenes. En la banda sonora, Padrós empieza a utilizar un amplio repertorio de temas musicales: ópera, viejas melodías, temas de otros films, etc.