Manuel Millán

Manuel Millán

Perfil

Manuel Millán

Películas

Atraco a las 3… y media
Castrillo
La potente banca alemana absorbe al Banco Previsor, una modesta entidad bancaria española. Otto Schültz, el prepotente director general del banco alemán, considera ineficaces los viejos métodos de los empleados españoles y proyecta sustituirlos por jóvenes tiburones expertos en las más modernas técnicas empresariales. Ni los años de servicio ni de los dramas personales lo ablandan. Una mañana llega a la oficina y los prejubila a todos, incluyendo al director, dejándolos con una ridícula pensión. La desolación es general; sólo Galindo, un cajero algo depravado, reacciona con euforia ante la noticia. Y es que ha tenido una idea: aprovechar el tiempo que les queda para atracar el banco desde dentro. Sabe que en Nochevieja llegará una enorme cantidad de euros para poder afrontar la conversión del día siguiente, y su plan es robarlos de noche. Sus compañeros, al principio se resisten, pero, acorralados por la miseria, se van sumando al plan.
Año Mariano
Matías
Mariano sobrevive como distribuidor de cassettes de ínfima calidad para bares de carretera. Una noche, conduciendo con alguna copa de más, termina con su coche en una plantación clandestina de marihuana que, en ese momento, la guardia civil se dispone a quemar. Con la confusión y los alucinógenos vapores, Mariano cree haber visto a la Virgen y así lo relata en un pueblo cercano a los participantes de una procesión rogativa para que llueva. Gracias a los cuidados de una monja y a los servicios de un avispado showman, Mariano se convertirá de la noche a la mañana en un santón iluminado.
Atilano, presidente
Charly
Atilano Bermejo es un fullero de poca monta que se ve envuelto en el timo de su vida: ser presidente del gobierno. Su carisma y su falta de inquietudes sociales le convierten en un candidato político idóneo para un grupo de banqueros que buscan una buena imagen pública tras la que esconderse y disfrazar sus ambiciones.
Matías, juez de línea
Araújo, el número
Matías es un juez de línea. Prometió a su madre en el lecho de muerte que nunca mentiría. Cuando arbitra un partido de la selección nacional española de fútbol y ésta comete un penalti en el último minuto, no le queda otro remedio que ser fiel a su promesa y pitarlo. Por culpa de ello España no se clasifica para el mundial y Matías se ve obligado a huir para que no le linchen. Acaba refugiándose en el pueblo de su padre alcohólico, al que hace años que no ve, y en el que todos se dedican al contrabando.
Justino, un asesino de la tercera edad
Poli novato
Justino, un hombre recién jubilado como puntillero de una plaza de toros, ha descubierto una manera provechosa de ocupar su tiempo libre sin olvidar su antigua profesión. Su amistad con Sansoncito –un almohadillero- se va entretejiendo con una carrera criminal poco común. Sus tropelías le hacen reintegrarse en la sociedad, en lugar de marginarlo. Aunque su móvil no es el dinero, ha encontrado una manera fácil de conseguirlo.
Después del sueño
Acompañante Ginés
Amos es marinero y propietario de un barco. Espera impaciente la llegada de un tío suyo que, desde la guerra civil (1936-1939), ha vivido exiliado en la Unión Soviética. No tienen tiempo de conocerse porque inesperadamente el anciano muere. Amos sabe, por las cartas que recibía su madre, que su tío guardaba algo muy valioso, pero no lo encuentra en el equipaje de su pariente.
Las cartas de Alou
Camarero bar
Un grupo de africanos llega clandestinamente a las costas del sur de España. Entre ellos, está Alou, un senegalés de 28 años. Como en Almería le roban todas sus pertenencias, no tiene más remedio que dedicarse a la venta ambulante. Su único placer son las cartas que escribe a su familia para contarles las peripecias de su aventura española.
¡Ay, Carmela!
Cabo
Durante la Guerra Civil española (1936-1939), un grupo de cómicos ameniza como puede la vida de los soldados republicanos. Cansados de pasar penalidades en el frente, se dirigen a Valencia pero, por error, van a parar a la zona nacional. Allí son hechos prisioneros, y la única manera de salvar sus vidas es ofreciendo una espectáculo para un grupo de militares nacionales que choca de lleno con la ideología de los cómicos.
Bajarse al moro
Chusa vuelve del “moro”. No ha tenido suerte en las aduanas. Sin posibilidad de hacer negocio y sin mercancía, Chusa recurrirá a sus amigos para viajar a Marruecos a por mas “chocolate”. Las cosas sencillas no lo son tanto si dependen de las complicaciones que las relaciones humanas pueden generar, o por ejemplo que una virgen no sirva para "ese" trabajo.