Soltera Bus
Patricia, una dominicana, busca un hogar y una seguridad económica que su situación de inmigrante ilegal no le permite alcanzar en Madrid. Milady, una cubana de veinte años, sueña con recorrer el mundo. Marirrosi, una una bilbaína con casa y trabajo, vive en la más completa soledad, una soledad como la que comparten Alfonso, Damián y Carmelo, vecinos de Santa Eulalia, un pueblo sin mujeres casaderas ni futuro. Gracias a una fiesta organizada por los solteros del pueblo, unos y otras se conocen y comienza una agridulce historia de convivencias a veces imposibles.
Cuando el convento está a punto de ser clausurado y las monjas dispersadas, a una de las hermanas se le ocurre una idea salvadora que puede devolver el bienestar a la comunidad.
Una mañana cualquiera de un día veraniego, en un apartado restaurante de una ciudad cualquiera, medio centenar de personas se van a reunir a celebrar su banquete anual conmemorativo. Se trata de una agrupación deportiva de pescadores de caña. Parece como si, desde le primer momento, las circunstancias se conjurasen en contra de los comensales e intentasen boicotear el acto. Primero, porque varios centenares de gorrones incontrolados hacen irrupción en el local, obligando a los directivos de la peña a emplear la violencia para expulsar a los advenedizos, Después, una vez instalados en sus mesas, porque los empleados de la cocina han declarado la huelga. El maitre, y a la vez dueño del restaurante consigue de sus empleados una tregua de sus reivindicaciones: se trata exclusivamente de freir unas truchas, capturadas por uno de los comensales. (FILMAFFINITY)