Abuelo de miguelón
En un pequeño pueblo de Cuba, una noticia explota como un petardo: los que se apelliden Castiñeiras recibirán una jugosa herencia que unas monjas depositaron en un banco de Inglaterra en el siglo XVIII. Todos los que así se apellidan empiezan entonces con los trámites para hacerse con su parte, pero como, es de imaginarse, muchas obstáculos se cruzan en el camino. Bernardito será el líder en esta disparatada búsqueda del tesoro.
Luciano lleva quince años trabajando en una importante empresa sin que le hayan sido recompensados sus esfuerzos, su fidelidad y sumisión. Por recomendación de un primo suyo, hace de hombre de paja para los negocios inconfesables de los directivos. Éstos le manipulan hasta el extremo de obligarle a casarse con la ex amante de uno de sus jefes. Al final, por culpa de un incendio del chalet en el que vive y donde se cuecen los negocios sucios de los que no es responsable, termina yendo a parar a la cárcel, por encubrir y achacarse unas responsabilidades que no son suyas, cumpliendo hasta el final su papel de testaferro.