Importantes instituciones alemanas y algunos miembros del gobierno están involucrados en una conspiración cuyo fin es encubrir los crímenes de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
El cónsul sueco Raoul Nordling está muy preocupado a medida que sube la escalera secreta que conduce a la suite del hotel Meurice en que se aloja el general von Choltitz: el gobernador alemán de París es el último de un linaje de militares prusianos que no tienen ninguna duda a la hora de obedecer a sus superiores. El cónsul hará uso de todas sus armas diplomáticas para tratar de convencer al general de no ejecutar la orden de activar los explosivos que pueblan los bajos de los principales monumentos de la capital francesa: el Louvre, Notre-Dame, la torre Eiffel…