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La doctora Bevilacua (Thelma Stefani) es la directora de una clínica en la que se tratan solo problemas relacionados con el sexo, y los clientes que acuden a buscar remedio a sus males son en consecuencia personas "especiales". Los clientes pronto deponen todas sus reservas cuando comprueban que, además de no haber un solo hombre en el personal, excepto el portero, la terapia que allí se aplica es realmente placentera. Entre otros, aparece un cliente que no siente atracción por las mujeres y quiere saber por qué (Carlos Perciavalle); otro que se cree Tarzán (Antonio Gasalla); uno obsesionado por las revistas pornográficas (Julio López); y otro (Norman Briski) que no puede intimar con su propia mujer.