Quién lo impide es una llamada a transformar la percepción que tenemos sobre la adolescencia y la juventud; la de aquellos que nacieron a principios del siglo XXI y acaban de hacerse mayores de edad; los que ahora parecen culpables de todo a la vez que ven mermadas sus esperanzas. Entre el documental, la ficción y el puro registro testimonial, los jóvenes adolescentes se muestran tal y como son pero como pocas veces los vemos o nos dejan verlos: aprovechando la cámara de cine para mostrar lo mejor de sí mismos y devolvernos la confianza en el futuro; desde la fragilidad y la emoción, con humor, inteligencia, convicciones e ideas. Porque la juventud que nos habla de amor, amistad, política o educación no está hablando solo de lo suyo, sino de lo que nos importa siempre, a cualquier edad. Quién lo impide es una película sobre nosotros: sobre lo que fuimos, lo que somos y lo que seguiremos siendo.
Script
Candela y Pablo son el origen de este proyecto y por eso serán siempre nuestros eternos principiantes. Nos detenemos en ellos y nos arriesgamos a imaginar algunas de sus aventuras amorosas y dudas existenciales, en una pieza que en realidad son dos, aunque funcionan a modo de espejo la una de la otra.
Candela y Pablo son el origen de este proyecto y por eso serán siempre nuestros eternos principiantes. Nos detenemos en ellos y nos arriesgamos a imaginar algunas de sus aventuras amorosas y dudas existenciales, en una pieza que en realidad son dos, aunque funcionan a modo de espejo la una de la otra.
Young Manuela
Manuela (Itsaso Arana) y Olmo (Francesco Carril) se reencuentran en un futuro que se habían prometido quince años antes, cuando eran adolescentes y vivieron su primer amor. A partir de esta premisa romántica, La reconquista es en realidad una película en busca del tiempo; o sobre la conciencia del tiempo: del tiempo perdido y del tiempo recuperado; sobre lo que recordamos de nosotros mismos y sobre lo que no recordamos; sobre las palabras, los gestos y los sentimientos a los que seguimos guardando fidelidad, porque nos definen y nos interpelan en el presente, el pasado y el futuro.