Una mujer afroamericana se vuelve pionera en el mundo de la medicina cuando sus células son usadas para crear la primera serie de células humanas inmortales a principios de los años 50.
Sandra está destrozada por la pérdida de su hijo Preston en un accidente de coche. Con la intención de conservar algún recuerdo suyo, Sandra accede a sus cuentas en las redes sociales y descubre, asombrada, que Preston tenía novia.