Basada en hechos reales, la película narra la noche en que se organizó la Contracumbre del G8 en la ciudad de Génova, en forma de rebatimiento a la Cumbre del G8 por parte del movimiento antiglobalización. Esa noche se produjeron varios incidentes, entre ellos, el trágico asalto a la escuela Diaz, un lugar de acogida para periodistas acreditados y para manifestantes. Varias personas se hallaban delante de esta escuela manifestándose. Tras un aviso por parte de los vecinos de la zona, se denunció un ataque hacia el cuerpo policial, por lo que las fuerzas del Estado italiano decidieron asaltar la escuela. Diaz, no limpiéis esta sangre narra desde la posición de policías, manifestantes y periodistas, los sucesos trágicos de noche del asalto a la escuela, que terminaron con personas heridas y numerosos detenidos.
Dos sistemas: por una parte, la maquinaria nazi y, por otra, la diplomacia del Vaticano y de los Aliados. Pero dos hombres luchan desde dentro. El primero es Kurt Gerstein (personaje real), químico y miembro de las SS que se encarga de suministrar el gas Ziklon B a los campos de la muerte. Pero eso no le impide denunciar los crímenes nazis a los aliados, al Papa e incluso a los miembros de la Iglesia alemana a la que pertenece, jugándose de este modo su vida y la de su familia. El segundo, Ricardo, es un joven jesuita que representa a todos los sacerdotes que supieron oponerse a la barbarie, pagando muchas veces con su propia vida. Kurt Gerstein sabía lo que estaba ocurriendo y quería que el mundo entero también lo supiera. La película denuncia la indiferencia de todos aquellos que sabían lo que estaba pasando y decidieron callarse.