Micky
Jason Walk pagó un alto precio por ser un buen chico toda su vida. Ello le costó su carrera y un cambio en su vida que le dejó conduciendo un taxi en Los Angeles como tapadera de su verdadero trabajo de corredor de apuestas para un gángster local. Por su parte la vida le iba bien a Cristina Holloway, una joven con una bonita casa, un marido fiel y un hijo adorable en una vida feliz y segura. Pero un día la banda de Bruster mató a su marido y a su hijo. De esta forma fue como supo que su marido había sido un criminal. Buscando venganza, un día Cristina alquiló el taxi de Jason. El no sabía que ella estaba liquidando la banda de Bruster en cada en cada parada que hacían; es más, él no quería saber nada o sentirse implicado.