Héctor Maldonado

Películas

El día nuevo
Una vez él se perdió en el tiempo. Él dice que venía negro, que era una cosa negra que venía. Y sintió que los árboles crujían. Y pasó un rato y se hizo de noche. Cuando empezó a llover se ató con el bote a un árbol. Pero cuando se ató, un gajo, un gajo grande se rompió y él pensó, qué hago acá. Le dio miedo de hundirse y que lo coman las palometas. ¿Y si me comen las palometas? El dice que el bote iba de acá para allá y que se perdió en el tiempo. Me perdí en el tiempo dice. Y de pronto vio una lucecita y empezó a remar. El pensó que eran los muchachos que estaban de fiesta y empezó a remar y a remar, rápido porque el bote se llenaba de agua. Dice que remó y remó y cuando llega a la costa el bote se hundió, que se fue para abajo apenas llegó a la costa. Y ahí era nuestro rancho, ahí estaba yo esperándolo, muerta de miedo. Pero no había lucecita, ninguna lucecita.
The Face
Gustavo a sus cincuenta años llega en un bote a una isla sobre el río Paraná. Se dirige a un sitio donde hubo una casa o tal vez un caserío. Pequeños signos de algo viejo y perdido: su lugar natal. La presencia del hombre permite que se corporicen las cosas en el lugar abandonado: ranchos y mesas, animales y canoas. Construye, por volver habitar nada más, el espacio para el reencuentro. Pronto llegan otros a la isla: espacio, luz, belleza última; se derrama el tiempo. Es el reencuentro, fundamentalmente, con su padre muerto, al que no ve desde los cuatro años y del que no recuerda el rostro. Es el reencuentro de Gustavo con sus seres queridos. Con sus muertos y con sus pájaros, con la música del río y con sus dolores.