Vázquez Hermanos

Juan es ya un cincuentón, tiene una barriga prominente, se tiñe las canas y vive solo con un gato que tiene problemas urinarios, pero a pesar de esto, sigue resultando atractivo a las mujeres.

César es un atractivo y apuesto joven que ha heredado una gran fortuna de sus padres. Vive en una espléndida casa de su propiedad en la que organiza lujosas fiestas. Cuando una noche su amigo Pelayo le presenta a la hermosa Sofía, Nuria, que fue amante de César, se muere de celos y, al día siguiente, yendo en coche con César, intenta suicidarse. Cuando éste se despierta en el hospital, su rostro se encuentra horriblemente desfigurado.

Raimundo Vázquez, arquitecto y director de una importante empresa, es un tipo serio y chapado a la antigua, miembro de una ilustre familia de clase media alta. Un buen día, su hija de 16 años, Susana, le dice que está embarazada. Lo peor de todo es que el futuro consuegro es portero de una finca y funcionario, en fin, de una clase inferior a la suya. Pero, a pesar de todo, Raimundo reconoce que se ha quedado anticuado y decide que no le importa que su hija se relacione con esa familia. Sin embargo, el portero no comparte la misma opinión.

Dos bandas rivales, de Rufo Cicerone y Renzo Malatesta, controlan en la ciudad el mundo del disco y de la fotonovela, respectivamente.

Un mercenario es contratado para proteger al propietario de una mina en el transporte de un cargamento de plata a lo largo de la frontera de Texas en los tiempos de la Revolución Mexicana.

Juan es un hombre muy tímido que vive en Ceuta. Todo lo realiza por correspondencia, desde aprender una carrera, hasta encontrar novia. Con el fin de conocer a la mujer de sus sueños, viaja a Madrid, donde también espera demostrar la enorme cantidad de sabiduría que ha amontonado con tanta carta.

En un convento castellano de finales del siglo XIX, la comunidad de monjas de clausura celebra la onomástica de su superiora obsequiándola con una poesía. También recibe la visita del médico, don José, que le diagnostica una enfermedad con mal pronóstico. Poco después la hermana Tornera recoge una preciosa niña que ha sido abandonada a las puertas del convento y el médico, a pesar de ser soltero, se ofrece a adoptarla legalmente y cederla como pupila al convento.