La película es sobre la vida y las actividades de Hermógenes Cayo, un artesano de la Puna jujeña que se desempeñó toda su vida como santero y telero donde pintaba retratos con temperas o tallaba imágenes religiosas en madera, así como el medio en el que vivía. Cayo falleció un año antes del estreno del filme en 1968 y en marzo de 2006 sus obras (70 piezas) luego de ser restauradas por la Fundación Antorchas fueron exhibidas en museos.