Peace in the fictional Portuguese village Curral de Moinas is disturbed when Quim discovers he had a father who left him a huge inheritance with a bank, the prestigious BLOW-ME (Bank of Loans Over Worth-Market Exchange). So the two friends Quim and Zé head for Lisbon and start living a life of luxury, drinking bubbled wine and cars with more than 20 horse power engines. But money and the big city corrupt Quim... Will their friendship resist the challenge? Will Quim be able to manage BLOW-ME when he can't even sort out the change at a grocery store? Is the night life in Cascais ready for Zé's single eyebrow? Lisbon will never be the same...
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38 años después de "Belle de jour" de Luis Buñuel, dos personajes de la película vuelven a cruzarse con el misterio de un secreto que sólo conoce el personaje masculino y cuya revelación es imprescindible para el personaje femenino. Aunque ella le evita, él sigue sus pasos hasta que finalmente consigue que le preste atención al confesarle su intención de revelarle el secreto. Fijan una cita, una cena durante la cual ella, ahora viuda, aguarda la esperada revelación: qué es lo que él le dijo a su marido cuando éste estaba mudo y paralítico por un disparo efectuado por un amante de ella. La situación es tensa y ella termina sin saber qué es lo que realmente pasó. Se trata de la venganza de él porque la mujer nunca le permitió poseerla.
Luciano, sale de prisión y es llevado por su hermano, Flórido, a casa de Alfreda, donde trabajará como sirviente. Alfreda le dice que su mayor deseo es que se le aparezca la virgen, lo que deja a Luciano admirado. Además de todo, ahora la rica señora viene con sus pretensiones sublimes. ¿No le bastaba con tener un Aston Martin y un Jaguar aparcado a la puerta de casa, ni tener diez vestidos para cada estación? Todo fue culpa del profesor Heschel, o de quien fuera… Ir más allá de la promesa sería una herejía. Alfreda dijo que no descansaría mientras no viera a Maria y le hiciera unas cuantas preguntas. Filipe Quinta, el Falsificador, afirma tener la solución. Sin embargo, Bahia, su marido, escuchaba música…
