Ana María Alberta

Películas

El filo del miedo
Julia
Nochebuena. El patrón de una familia recibe una nota con una amenaza de muerte. Tanto familiares como trabajadores de la finca donde conviven, tienen que aguantar las iras del patrón. La sorpresa es al día siguiente, cuando desaparece. No hay huellas de él; y sucesivamente empiezan a desaparecer tanto miembros de la familia como trabajadores sin dejar rastro. Y el miedo y la desesperación invade la antigua casa por momentos...
Un marido de ida y vuelta
Amelia
Adaptación de la obra de teatro homónima de Jardiel Poncela. Un marido dominado por su autoritaria esposa fallece víctima de un ataque cardíaco el día en que ella lo obliga a afeitarse su querida barba para acudir a un baile de disfraces vestido de torero. Su espectro comienza entonces a pasearse por la casa y a provocar los más inesperados enredos. Cuando, finalmente, consigue materializarse decide instalarse definitivamente y recuperar a su mujer, que se ha convertido mientras tanto en un ser dulce y comprensivo.
Susana y yo
Susana, una chica muy simpática, se enamora de Arturo, profesor de arqueología. Todo parece ir bien hasta que un malentendido de Susana al encontrarse con la tía de Arturo provoca los celos de ésta. Para arreglar la situación toma un bebedizo de amor y se lo da a Arturo. Tanto Arturo como Susana cambian de personalidad, y sus sentimientos hacia ellos son mayores que hacia su pareja. Hasta que todo se aclare se suceden una serie de divertidas situaciones y enredos.
¡Aquí hay petróleo!
Castilviejo es un pueblo castellano que lleva años y años muriéndose de sed. Tiene muy cerca un gran pantano, pero es tanto como no tener nada, pues sus aguas no llegan hasta allí. De pronto, unos americanos que dicen ser expertos en prospecciones petrolíferas caen por aquellas tierras asegurando que hay petróleo. Estas parcelas son propiedad de don Zoilo Mendoza quien, ante la evidencia del tesoro que encierra su subsuelo, se pone en manos de don Fausto, uno de los ricos del pueblo, para que decida. El veredicto de don Fausto es este: nada para los americanos, porque lo que hay en las tierras de Zoilo vale más que el petróleo, es agua para Castilviejo.