Rafael (30) es un habitante más en un pueblo recóndito del desierto chileno. Pero no es cualquier habitante. Él es Cristo. Una revelación divina que tuvo de niño lo marcó para siempre. Hasta ahora, pasaba sus días soportando humillaciones y cuidando de su padre alcohólico, pero una noticia sobre su único amigo de infancia lo llevará a emprender una peregrinación para realizar su primer milagro, abandonando todo a sus espaldas.