Quizás sea la misión más dificil que le hayan asignado nunca a Paolo Ferro, el experto policia:
Investigar una serie de asesinatos ocurridos a personajes del mundo de las finanzas de Milan, efectuados sin duda por una organización de criminales a sueldo, posiblemente vinculados con la Mafia.
Los crímenes se suceden y las sospechas recaen sobre un viejo conocido, amigo de la infancia de Ferro, el "Capo" Tano Fanzo.
Ferro recibe un duro golpe al descubrir que su sobrino, al que se enfreta en un tiroteo, está impliclado.
Al final logra descubrir al dirigente de la organización, pero no puede arrestarlo por falta de pruebas.
Ferro se siente fracasado y dolido, pero se hará justicia de la forma más inesperada...
Fabrizio, segundo hijo de un industrial lombardo de dieciocho años, se acuesta con Antonella, la chica que ama y cuyo odio por los "prejuicios" que comparte, en la cama de sus padres. La madre, comprensiva, sonríe; El padre ladra, pero se resigna. Sin embargo, un buen día, algunas fotos de "empuje" de Antonella caen frente a ella en un puesto de periódicos: obligada por su desdén a mudarse, la niña cambia su cama (y Fabrizio con ella). Por el gran arrepentimiento (¡ese marido atrasado!) La madre del niño también se va (en la Garda). Quien sigue amando a Antonella, ignorando que su belleza ahora prefiere a Andrea. Cuando lo sabe, se desespera, tanto más porque, los dos, se convertirán en marido y mujer. Luego se consuela, porque en la nueva cama de Antonella también hay sitio para él.