Shaun (Gabrielle Union) es una madre de dos hijos que acaba de perder a su padre. Como legado, hereda una casa en Malibu, por lo que decide mudarse allí junto a los pequeños. En la mansión hay cuatro inquilinos no deseados que tratan de hacerse con la caja de caudales del padre de Shaun y escapar con todo lo que lleva dentro. Los atracadores secuestran a los niños y dejan a la madre fuera de la casa, que resulta ser una fortaleza, pero no se quedará de brazos cruzados. A partir de aquí, comienza la pesadilla de la familia, o de los secuestradores.
Criados por su abuela, Chris y Tony son dos hermanos con caracteres completamente opuestos. Chris fluye tranquilo como el agua y Tony arde intenso como el fuego. Los años pasan pero ellos no han cambiado. Con veinticinco años, Chris ha trabajado muy duro para convertirse en un respetado contable. Tony, a sus veinte años, es un luchador nato aspirante a actor que engaña constantemente a su novia. Pero la relación entre ellos se mantendrá sólida, ayudándose mutuamente a recomponer el a veces complicado rompecabezas de la vida.
Molly es una bailarina exótica que aparece muerta con una zanahoria introducida en su cuerpo. Tres detectives investigan a su círculo más íntimo para averiguar quién la mató y por qué razón.
Angela Delvecchio, que proviene de una familia bastante pobre, se muda a la rica ciudad de Montevista. Ella admira a Stacy, líder de la camarilla más prestigiosa de su escuela secundaria. Angela quiere ser aceptada y busca la amistad de Stacy. Pero cuando defiende a la extraña Monica contra Stacy, ella misma se convierte en el blanco de Stacy. Burlada, ella apuñala a Stacy con un cuchillo de cocina. La prueba se convierte en una sensación.
El psicópata asesino de familias de las dos anteriores secuelas sigue vivo y se ha operado la cara. Ahora tiene un nuevo rostro y sigue buscando a mujeres con niños para convertirlos en sus víctimas. Ahora ya tiene su nuevo objetivo...