Dolmetscherin
Lo primero que llama la atención es la austeridad casi documental con que Schroeter encara la parte inicial del relato, ambientada en un pequeño y paupérrimo pueblo de Sicilia. Schroeter va dando una visión bucólica de esa gente y su tierra, de sus ritos y tradiciones, pero no deja de señalar la miseria y falta de trabajo que los empuja a emigrar a Alemania. Con el viaje de Nicola hacia Wolfsburg, donde está ubicada la fábrica automotriz Wolkswagen, se inicia la segunda parte, tremendamente crítica para con la sociedad alemana, en donde Schroeter va descubriendo paulatinamente signos de indiferencia, violencia y racismo. La tercera y última parte de Desarraigo se concentra en el juicio al que Nicola es sometido, acusado de asesinar a dos hombres. Aquí, poco a poco Schroeter se va desprendiendo del tono realista que imprimió a las dos primeras partes del film y recurre a una puesta en escena operística.
Script Supervisor
Cahiers du cinéma critic Serge Daney asks whether The Kingdom of Naples is "leftist fiction, kitschy melodrama, photo-roman, a decadent chronicle of a city, opera in a minor key, or simply the first realistic narrative film by Schroeter?" It is all of these and more: an epic chronicle of proletarian family life in Naples from 1943 to 1972 that brilliantly captures the wretched poverty, overwrought passions, and political, religious and economic upheavals of Sicily across two generations. Schroeter assimilates neorealist aesthetics and class sympathies with the tempestuous excesses of popular melodrama, borrowing freely from Rossellini, Pasolini, Visconti, Brecht, and Rossini. (Facets)