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Ayka acaba de dar a luz, pero no puede permitirse tener un hijo. Es ilegal en Moscú, no tiene trabajo y tiene que pagar demasiadas deudas. No tiene ni siquiera un lugar donde dormir. Y sin embargo, la naturaleza pone todo en orden. Después de dar a luz a su hijo, lo deja en el hospital. Sin embargo, algún tiempo después, su instinto maternal le lleva a intentos desesperados de encontrar al niño abandonado.