Archbishop
New York City, 1863. Antes de la ciudad que conocemos hoy, llena de riqueza, poder y sueños infinitos, New York era un lugar diferente, una ciudad naciente donde el deseo por una vida mejor enfurecía a su gente y generaba violencia en las calles. Mientras la superviviencia del país se debatía en la Guerra Civil, un vasto y peligroso grupo de personas crecía en el bajo mundo. Pero en la joven y naciente ciudad, llegaba el momento de luchar contra los despiadados, contra la intolerancia y el miedo. Había llegado el momento del extraordinario valor de aquellos que impulsaron al borde de la lucha la libertad de futuras generaciones.