Doña Emilia vive apaciblemente en su pazo de Louriño, provincia de Lugo, cuando recibe un telegrama anunciándole que su hijo Juan ha sufrido un accidente de coche y se encuentra hospitalizado en Madrid, donde reside con su familia. Acompañada por su fiel sirvienta, ésta se traslada a la capital, presentándose inesperadamente en casa de Juan. Y nada más llegar descubre que aquello es un desmadre.