Antes de entrar finalmente en el Cielo, las almas de los muertos pasan un período en un limbo, de donde sólo salen cuando nadie los recuerde en el mundo de los vivos. Bajo el cuidado del salaz Domenico (Vittorio Gassman), los visitantes de un pequeño cementerio cuentan cómo llegaron a la paz eterna.
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Vittorio, pobre tipo de profesión, parece un milagro para satisfacer Lilly, mientras que la caza de la becada; pero el verdadero milagro, si así se le puede llamar, se encuentra en el armario de su casa y es el diablo que pretende llegar a ser como todos los demás, lo que es malo y comenzar el ascenso hacia el éxito. Y Víctor está de acuerdo. Así comenzó su ascenso en las ediciones Supremo de las cuales se las arregla para llegar a ser vicepresidente de la organización de un falso secuestro del presidente para defraudar al IRS. Pero, ya sabes, el diablo no es las cubiertas, y Vittorio, a pesar de todo, seguía siendo un aficionado en el difícil arte de la malicia.
El Extranjero en esta ocasión topará con la famosa banda conocida como “El tesoro de la frontera”, llamada así al haberse puesto precio a la totalidad de sus miembros por 10.000 dólares, que se ha apoderado, tras matar a todos sus ocupantes, de una diligencia cubierta de oro; por lo que decidirá enfrentarse a la banda con el objeto de cobrar la recompensa que ofrecen por ellos, además de apropiarse de la diligencia, para lo que contará con la ayuda de un peculiar predicador.