Self
Invitado en calidad de fan, el mismísimo Tarantino no duda en amenazarnos con el peor de los infiernos si no acabamos encantados con este documental consagrado al cine de exploitation australiano. Su entusiasmo, y el del resto de excepcionales invitados, al glosar los méritos de un puñado de artistas que convirtieron la Australia de los años 70 y 80 en un paraíso de cine de género, es tan elocuente como extremadamente contagioso. Not quite Hollywood radiografía a mil por hora una época repleta de desnudos frontales, explosiones, casquería, monumentales carreras de coches y sustos de primera y, sobre todo, de mucha ilusión, humor e ingenio.