Después de presenciar el asesinato de su hermano y el posterior encubrimiento, una adolescente con habilidades anormales busca la ayuda de un exconvicto (Robbie Amell) y su excómplice (Stephen Amell). Juntos, se enfrentan a una unidad de policías corruptos que implementan tecnología robótica avanzada para evitar ser expuestos.
Tres historias sobre el mundo de los opiáceos chocan entre sí: un traficante de drogas planea una operación que implica a varios cárteles entre Canadá y los Estados Unidos; un arquitecto que se recupera de una fuerte adicción al OxyContin descubre la verdad que esconde su hijo de su relación con la droga; un profesor de universidad trata de averiguar qué relación une al gobierno con una compañía farmacéutica que está diseñando un nuevo analgésico que aseguran no "provoca ninguna adicción".
En el sur de California, Alex Cooper (Addison Holley), de 15 años, se presenta con sus padres mormones (Kate Drummond y Steven Cumyn) como lesbiana y que se ha enamorado de su amiga Frankie (Nicolette Pierce). Esto los lleva a llevarla a Utah para vivir con los Sims. Johnny y Tiara Sims (Ian Lake y Sara Booth) abusan de ella por ser lesbiana como una forma de llevarla a la rectitud.
Los muertos están volviendo a la vida en la reserva natural de Mi'gMaq de la comunidad de Red Crow. Los únicos que parecen ser inmunes al extraño virus que se está propagando son los indígenas que habitan la zona.