Antonio García

A su paso por una capital de provincia, Elena se enamora del director de una Compañía de Zarzuela y se marcha con él, a pesar de la oposición de su padre. Pero el remordimiento de haberle abandonado la persigue constantemente, hasta el punto de hacer tambalear su relación.

Héctor Pelegrín es un agente de seguros que no tiene mucho éxito como tal. Animado a cambiar de trabajo y progresar, consigue ser admitido en el colegio Ferrán como profesor de gimnasia. Pero Pelegrín no tiene ni idea de educación física así que lo que se le ocurre hacer es organizar un partido de fútbol contra otro colegio. El partido no tiene el final esperado pues, los alumnos se lo toman como una lucha para defender su camiseta. Pelegrín tendrá que enseñar a los chicos que el fútbol sólo es un juego y un deporte.

Fernando sale de la Escuela Superior de Policía de Madrid con el título de agente. Está impaciente por comunicárselo a su tío y, mientras lo hace, entran en el establecimiento unos atracadores y roban la caja. El novato agente pide a sus superiores que le dejen hacerse cargo del suceso, pero éstos se muestran inflexibles y le asignan el caso de un robo que ha cometido un lavacoches en un garaje.

El señor Vila es un hombre honrado que trabaja como contable en la Central Harinera. Tiene cuatro hijos y está casado con la señora Adela, buena esposa y excelente madre. La familia vive apaciblemente en perfecta armonía hasta que, un buen día, todo se viene abajo cuando Elvira discute con sus padres y se escapa de casa con Jorge, un joven noble que desgraciadamente muere en un accidente. Además, el señor Vila pierde el empleo a causa de su honradez.