A finales de los setenta, la música disco, considerada demasiado banal y corriente, había muerto. Pero los DJs y las pistas de baile aún necesitaban nuevos discos y ritmos más rápidos. Construido con sonidos de sintetizador, el estilo hi-nrg (high energy) barrió los clubes gay antes de llegar a las listas de éxitos durante los años ochenta.