Bernard Bovet, un pastor que lleva 50 años en la montaña suiza, cultivó desde joven su pasión por el cine: con un agudo sentido de la observación y una cámara Super 8, filmaría su pueblo (La Gruyère) y sus habitantes.
Director Jean-Luc Godard reflects in this movie about his place in film history, the interaction of film industry and film as art, as well as the act of creating art.