Fernando Marticorena

Películas

Cadáver exquisito
Cinematography
Clara encuentra a Blanca, su novia, flotando sin signos vitales en la bañera de su casa. Destrozada por la situación, busca refugio en los recuerdos de Blanca mientras la misma se encuentra hospitalizada en estado de coma. De a poco, Clara empieza a descubrir a una Blanca que desconocía. Desde ese momento, comienza un camino de transformación física y psíquica con el fin de poseerla de alguna manera.
La casa de palos
Director of Photography
Tras un brote de rabia, una orquesta de aullidos feroces intimida a una humilde familia que debe resguardarse en su casa del bosque. Encerrados y en un total aislamiento, resistirán la situación desde sus propios miedos, manifestando rasgos atípicos.
Caballo de mar
Cinematography
Rolo, un marinero cansado de la vida en alta mar, pierde su barco en un pueblo portuario. Esa misma noche, desaparece Leo, un hombre a quien había conocido en un bar. Rolo deberá encontrarlo para librarse de Loyola, un policía que lo acusa de complicidad en un robo. En la búsqueda conoce a Dora, de quien se enamora y por la que estará dispuesto a hacer cualquier cosa.
Línea 137
Director of Photography
Línea 137 intenta hacer visible y difundir el trabajo cotidiano del programa Las Víctimas contra Las Violencias, único servicio social que interviene directamente en conflictos y denuncias de violencia de género, sexuales y familiares.
El eslabón podrido
Director of Photography
En un pueblo con apenas veinte casas, viven Raulo, un deficiente mental; Ercilia, su madre, una curandera senil; y Roberta, la hermana, prostituta. Ante la proximidad de la muerte, Ercilia no duda en advertir a su hija: si se acuesta con todos los hombres del pueblo, ella morirá. La amenaza es más inminente de lo que parece, pues tan solo queda un hombre con el que Roberta no haya estado.
La vanidad de las luciérnagas
Cinematography
A Banana siempre le gustaron las luciérnagas, cuando el era chiquito se quedaba hasta tarde mirando cómo sus cuerpos se prendían y apagaban en la oscuridad, le encantaba atraparlas y coleccionarlas en un frasquito. Ahora ya no se ven más luciérnagas en la noche, pero a Banana no le importa, porque a pesar que ya no encienden sus luces él sabe que ellas siguen estando ahí.