Ella misma
Áyax Grandi fue un arquitecto de la ciudad de Rosario. A los 48 años decidió ser Canela. Esta película narra el paréntesis en la vida de Canela donde ella se debate entre operarse o permitirse habitar ese lugar intermedio que podría no ser de tránsito. Hoy, a los 62 años, atraviesa un momento de declinación fisiológica, no es andropausia ni menopausia, es simplemente la consciencia de su crédito vital y la cercanía de la muerte. Y es esa inquietud la que la hace preguntarse si quiere seguir postergándose en pos de los demás o si es hora de tomar las riendas de su deseo.