Tras siete meses de infierno en el mar, dos hermanos consiguen llegar en velero a las islas Chatham, en aguas territoriales de Nueva Zelanda, exactamente en el lado opuesto del mundo al río Lea, río vizcaíno en el que su padre muerto quería que descansaran sus cenizas. Es ahí, junto a Nueva Zelanda, en el culo del mundo, donde tiran sus cenizas en una breve ceremonia llena de odio y rencor.