El perro de la casa vecina no deja de ladrar, algo ya insoportable para Emilio y Susana, quienes no pueden dormir ni dejar de pelearse. Todo esto llevará a la ruptura y a que Emilio vuelque equivocadamente su enojo, inseguridad y tristeza. Sintiendo una gran culpa, deberá enfrentarse a sí mismo y a una insospechada decisión.