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La organización ha perdido a muchos agentes intentando apoderarse de un balón de fútbol que contiene un valioso microfilm. Al parecer, fueron asesinados porque no podían disimular su aspecto de espías, todos altos, guapos e inteligentes. De modo que deciden utilizar a alguien que sea todo lo contrario: por ejemplo Jaime Bonet, el camarero que trabaja en la central de la organización.
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Un niño criado por un dentista viajero, quien le acogió después de que su padre fuera linchado, regresa a casa años después, hecho un hombre, será incriminado por la misma banda de bandidos por matar a un jugador.
