Los pasos perdidos nace como la lógica continuación de dos proyectos sin acabar y, a la vez, como una reflexión sobre las cosas que dejamos a medias en nuestra vida.
A un policía de homicidios le asignan el caso del asesinato de la chica con la que se acostó la noche de su muerte. El policía es el cabeza de turco de una red de corrupción policial que intenta que el caso no afecte a sus actividades ilegales.