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Silvestre, viudo, profesor jubilado de Literatura, es llevado por su familia a un sanatorio geriátrico en el que perdería lo que más quiere, su libertad; por ello huye en la primera ocasión que se le presenta. Carlitos, hijo de un matrimonio moderno, se siente un obstáculo en la vida de sus padres, por lo que resuelve escapar de su hogar. Ambos viven de polizones en los enormes sótanos de una gran tienda, reuniéndose por casualidad.
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Luisa es vicepresidente de una agencia matrimonial que garantiza los matrimonios por un mínimo de seis meses. La muerte del presidente de la compañía la catapulta a su cargo, topandose con una considerable paradoja: preside una agencia matrimonial y está separada de su marido.